Realizo evaluaciones diferenciales para infantes con el objetivo de comprender de manera integral cómo cada niño o niña percibe, procesa y se relaciona con el mundo. Este proceso permite distinguir entre diferentes condiciones del desarrollo y del espectro neurodivergente, como autismo, TDAH, altas capacidades, doble excepcionalidad u otras particularidades del aprendizaje y la conducta.

El enfoque de estas evaluaciones es neuroafirmativo, lo que significa que no se busca “normalizar” al infante, sino reconocer y valorar sus fortalezas, estilos de aprendizaje y necesidades individuales. A través de entrevistas, observación directa, pruebas estandarizadas y herramientas adaptadas a la edad, se obtiene un perfil completo que refleja la singularidad de cada niño o niña.

Las evaluaciones diferenciales permiten identificar necesidades específicas, diseñar estrategias de apoyo personalizadas y orientar intervenciones educativas y familiares que respeten el ritmo y la manera de ser del infante. Además, facilitan la colaboración con familias y profesionales para asegurar que cada acompañamiento sea coherente, respetuoso y potenciador de las habilidades y talentos del niño o niña.

Al comprender las características únicas de cada infante, estas evaluaciones contribuyen a promover su bienestar emocional, cognitivo y social, fomentando entornos inclusivos y accesibles donde puedan desarrollarse con autenticidad y confianza. La identificación precisa y respetuosa de los rasgos neurodivergentes no solo guía intervenciones efectivas, sino que también fortalece la autocomprensión y el reconocimiento de las fortalezas individuales, sentando las bases para un crecimiento pleno y positivo.